Este sábado pasado vi en Netflix el documental “El dilema de las redes”. Me lo habían recomendado, incluso alguien me dijo que había dejado de usar Facebook después de haberlo visto. No soy experto en redes sociales, pero las conozco casi todas, tengo cuenta en varias de ellas y.… debido a mi edad y a mi trabajo conozco internet desde los tiempos de Ozú o InfoVía. En este documental se señalan a las redes sociales (e incluso a Internet en general) como un gran mal que nos vigila, controla e influye en nuestra vida; y a las empresas dueñas de estas redes sociales se las clasifican nada menos que como el mismísimo diablo. Bajo mi punto de vista, parte -no todo- de este documental es erróneo.

El primer error en que cae y creo que es el más importante, es el de tratar a todos los usuarios de internet como niños o cuanto menos de inmaduros. Cuando alguien se crea una cuenta en Youtube o en Facebook ya sabe qué está haciendo, sabe a lo que se expone, lo que publica e incluso lo que hacen estas plataformas con sus datos; y si no lo sabe para esto están los términos, condiciones y demás textos legales. Vale… ya se que como norma general nadie los lee, pero eso va en la responsabilidad de cada uno. 

Si yo creo una cuenta en Facebook y firmo un contrato privado con Facebook, nadie -y me refiero a que ningún gobierno o ente público- debería meterse. Yo, como usuario, ya debería saber que cuando subo una foto, etiqueto a alguien o le doy a “me gusta ” a cualquier publicación, Facebook va a usar esa información para lo que él quiera siempre que esté dentro de ese contrato. Por supuesto que hay que vigilar que esta empresa no haga un uso fraudulento de esos datos, pero ese no es el problema. Otra cosa es la cuestión de los menores de edad. Aquí sí estoy totalmente de acuerdo en que debe existir algún tipo de supervisión bien -sobre todo más bien- de sus padres, o de algún árbitro (físico, virtual, o lo que sea) para que no se cometa ningún abuso.

Este documental pone el ejemplo de ese menor que se radicaliza políticamente porque sigue a Youtubers que les lava el cerebro. Youtube es muy malo porque al consumir este tipo de contenido el sistema continúa recomendando y casi ‘obligando’ a ese menor a consumir más de este tipo de contenido. Mi pregunta es, ¿qué problema hay? Si una persona tiene esa inclinación política, dará igual que acceda o no a Youtube porque seguirá buscando ese tipo de contenido sea donde sea. Por ejemplo, su círculo de amigos posiblemente tenga esas mismas inclinaciones. Todo depende del uso que le demos a estas plataformas. Yo, por ejemplo, llevo un tiempo consumiendo muchos vídeos de videojuegos antiguos. Sí… ya se que soy un carcamal… Buenos pues debido a eso, el otro día Youtube me recomendó un vídeo de un juego nuevo de estilo ‘viejuno’ que se va publicar pronto y que no conocía. Este juego es Graven para quien le interesa. Es muy posible que tarde o temprano acabaría de enterarme de ese nuevo juego, pero fue Youtube el que primero me lo dio a conocer.

Otro punto a relacionado con el anterior es que las redes sociales puedan influir en votaciones legislativas de países democráticos. Y me vuelvo a preguntar, ¿de verdad eso es nuevo? ¿Es que antes de que existiera internet eso no ocurría de igual forma? ¿Acaso no llevan haciendo eso mismo las televisiones, periódicos o prensa en general? Cuando el político de turno hace un mitin en la plaza del pueblo, ¿no está intentando influir en el sentido del voto de sus vecinos? Posiblemente lo que ocurre en las redes sociales sea de forma masiva por la cantidad de usuarios que acceden ahí, pero sigue siendo igual. Vuelvo a lo mismo, se intenta infantilizar a la gente.

Continuamos con el documental, otro problema que se apunta es la forma que tienen estas plataformas para obligar a que sean usadas y que los usuarios no olviden de usarlas periódicamente. Incluso a incentivar este uso de forma impulsiva. Para esto se emplean las notificaciones, envíos de emails, etc. ¿Saben los editores del documental que se pueden desactivar todas estas notificaciones? Pero, aún así, de verdad que no veo dónde está el problema. Es muy posible que yo, como usuario de este tipo de redes, tenga mucho interés en conocer cuando ‘Fulano’ o ‘Mengano’ añaden contenido a su Facebook por la razón que sea… ya todos sabemos qué es y para qué es Facebook ;-/ Eso puede estar mal o bien pero, el ser humano es como es.
El reportaje hace mucho hincapié también en que las empresas dueñas de estas plataformas ganan mucho dinero… bueno, ¿y qué? Vuelvo a lo de antes, nadie obliga a la gente a usarlas. Como empresas que son creo que es totalmente legítimo que quieran ganar dinero. Como digo, son empresas, lo llevan en su ser. Estoy de acuerdo de que se dinero lo ganan usando nuestros datos, posiblemente los vendan a otras empresas que crearán algoritmos y programas para vendernos otros productos y ganar más dinero. Se que me repito, pero, nadie nos obliga a usar Facebook, Google o Twitter; es más recomiendo no usar ese tipo de redes y, si decidís usarlas, hacedlo con cabeza. Ya somos mayorcitos para saber qué hacemos en internet.